24 junio, 2012

Ofimática Libre

Seguramente todos los que leáis este artículo usareis en vuestros ordenadores Microsoft Office. La mayoría usareis una versión pirateada o craqueada. Y la mayoría lo usareis para poco más que escribir un texto o manejar una hoja de cálculo con cuatro formulas. Muchos, me atrevo a decir, que solo lo usáis para visualizar los PPS (presentaciones de PowerPoint) que os mandan por correo.

Antes yo usaba la suite ofimática de Microsoft como cualquiera de vosotros. Escribía textos y hacia pequeñas hojas de cálculo para llevar las horas acumuladas al día (esto era antes de crear el programa). Y como la mayoría de vosotros, usaba Microsoft Office con un crack que me evitaba pagar por una licencia de uso.

Pero desde hace algún tiempo (unos cuantos años), me pasé a una suite ofimática de código abierto, la cual era completamente gratuita. Esta era OpenOffice. Tras unos años, la suite ofimática cambio de manos, lo que provocó que los desarrolladores más concienciados con el “Open Source” (software libre) pusieran en marcha su propia versión, llamada LibreOffice. Ambas tienen las mismas características y la verdad es que usar una u otra es más una cuestión de gusto. Yo he probado las dos y he decidido quedarme con OpenOffice (que ahora pertenece a la Apache Software Foundation) por que me parece que rinde algo mejor en mi equipo, aunque la diferencia es mínima.

Ambas suites cuentan con los mismos programas, y estoy seguro que ambas evolucionarán de forma paralela.

No voy a negar que, en parte, me siento mejor por usar un programa de código abierto en vez de uno comercial. Más teniendo en cuenta que yo soy un programador de código abierto (aunque sólo sea de manera amateur). Sin embargo, el cambio se debió más a los problemas de seguridad que me ocasionaba el crack que me “liberaba” Microsoft Office y el elevado rendimiento que demandaba la suite de Microsoft, en comparación con OpenOffice.

A estas alturas, os preguntareis qué pasa con los documentos de Microsoft Office que ya tenía y con los que pueda recibir por correo o bajados de Internet. Pues bien. No pasa nada. OpenOffice me los abre sin ningún tipo de problema. Si que tarda más en abrirlos que un documento normal, puesto que debe convertirlos previamente, pero después todo es lo mismo.

OpenOffice utiliza el formato OpenDocument para guardar los archivos de texto, hojas de cálculo, etc. Este formato (como no) es un formato de código abierto. Esto implica que nuestros documentos serán compatibles con todos los programas que adopten este formato. Poco a poco, todos lo van adoptando. No estoy seguro si Microsoft ya lo hace, pero con el tiempo lo hará, aunque solo sea por compatibilidad. Esto tampoco será un problema, ya que OpenOffice puede guardar los documentos en formato Microsoft Office.

También podemos exportar los documentos al formato PDF directamente desde OpenOffice. Esto nos permite distribuir nuestros documentos a cualquier persona, ya que PDF se está convirtiendo en un standard de intercambio de documentos.

Quizás lo que más nos eche para atrás a la hora de cambiar nuestra suite ofimática es el aprendizaje de un nuevo programa. La verdad es que esto no es un problema, ya que OpenOffice es muy similar a Microsoft Office en cuanto al uso. Bueno, esto ya no es así desde la versión 2007, pero en esencia, muy poco a cambiado y tardaremos muy poco en acostumbrarnos al cambio.

Yo, la verdad, estoy muy cómodo con el cambio. No echo de menos a Microsoft. Mis documentos puedo editarlos tanto en Windows como en Linux con el mismo programa (OpenOffice tiene versiones para casi todos los sistemas operativos). Hay infinidad de blogs y foros donde encontrar información útil, plantillas, trucos, etc. Y hasta hoy no he encontrado nada que no pueda hacer con OpenOffice.

Como ejemplo, deciros que los manuales de Quattro que podéis encontrar en este blog los he escrito usando Writer de OpenOffice (el equivalente a Word en Microsoft Office).

Saludos.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario